ESTULTICIA

ESTULTICIA   Tengo una severa inclinación a hacer nada. Adoro los instantes de ocio pleno y es tenaz mi ingenio para entregarme sin culpa a momentos de apasionada pereza. Pero cargo con una molesta nostalgia por el silencio compartido. La ausencia de un otro inseparable, cómplice en el abandono a los designios del tiempo y en el transcurrir absortos, cada cual en su propio hacer …

ALCOHOL

ALCOHOL La vió en la barra del bar. La cabeza vencida sobre el hombro derecho, el codo apenas apoyado, tambaleándose con la cadencia del giro de la butaca. -El alcohol no ayuda si estás buscando certezas, le dije. – ¿Certezas?…. Oh, las certezas, las certezas, repetía con media sonrisa cargada de pesadumbre. Se evaporaron los ritmos, incluyendo el de cualquier conversación. – Soy Juan. Las …

QUE NUNCA DEJARA DE LLOVER

QUE NUNCA DEJARA DE LLOVER  “Me enseñaste todo”, dijiste, y tus palabras se tiñeron con la palidez de la tristeza. Ahí, mirándonos hasta el infinito, sin decirlo, supimos que sólo nos habíamos buscado para salvarnos, pero ya no era nada de lo que había sido. Tu mirada puesta en la húmeda oscuridad de mis ojos inundados de lágrimas que no fueron. “Me enseñaste todo”, repetiste, …

LA PALABRA AMOR

LA PALABRA AMOR Su mente era oscura, sus pensamientos luminosos. Deseaba escribir de la misma manera que podía pensar. Con hambruna, con desesperación, con éxtasis extremo, hundido en el abismo. Paliar su hambre  por cada palabra. Le pidió un segundo. O el espacio minúsculo que se extiende entre dos. Le prometió que era suficiente para escribir poesía con su boca, en su piel. Y escribió …

HASTA DONDE LLEGUE EL VÉRTIGO

HASTA DONDE LLEGUE EL VÉRTIGO Juan prendió un cigarrillo. Dio una pitada, aspiró profundo el humo y lo soltó con calma, lentamente, como si estuviera besándolo. Su silueta alta y erguida, recortada entre las luces de la pista de baile. Su mirada, perdida en los invitados a la fiesta. Inés se estremeció, se dejó invadir por esa imagen seductora, por la misma estampa masculina de …

IMPREVISIBLE

IMPREVISIBLE Ph. Verónica Martínez Castro   El cielo estaba encapotado. Presagio de lluvia. Se miró las manos. La sangre estaba seca y la sentía pegajosa, sucia. Se puso los guantes de lana. Subió el cuello de su tapado gris y metió las manos enguantadas en los bolsillos. No quería verse. Con paso tembloroso, caminó sin rumbo, la mirada fija y perdida en las escenas del …