LifeStyle

Crónica de Viaje | Vivir en altura | Dubai: el Emirato vertical | Por Verónica Martinez Castro

Crónica de Viaje | Vivir en altura | Dubai: el Emirato vertical |Por Verónica Martinez Castro

 

Dubai es uno de los siete emiratos que conforman la federación de Emiratos Árabes Unidos.

Situado en Oriente medio, este pequeño lugar en el mundo, se eleva de un mar de arena en picos de acero y metal y se ensancha, sobre las aguas del golfo Pérsico, en ingeniosas formas que son un culto para la arquitectura y la ingeniería más sofisticada y moderna.

La región, económicamente sostenida sobre una base de ingresos derivada del petróleo, reconoce habitantes desde al menos 5500 años antes de la era cristiana y fue dominada por el islamismo hasta el siglo XVI, momento en que se impuso el dominio británico con un protectorado que finalizó en diciembre de 1971, comenzando la era de los Emires, autónomos pero unidos.

Dicen que “tres” es la unidad más pequeña en la que puede tenerse a un forastero en un grupo. Llegué a Dubai con un matrimonio español que, al igual que yo, viajaban en par, pero sin grupo.

Ellos eran forasteros en mi viaje. Yo misma, era extraña a su par. Pero los viajes transforman grupos en equipos, unen forasteros y ensanchan la mirada.

Los tres hicimos grupo y equipo bajo el refugio de la espontaneidad. Nos entregamos como niños a la diversión de un desierto dorado, que nos dejó derrapar en la arena, ver caer al sol entre las dunas doradas y compartir una cena beduina, regada de vinos, perfumada por las “shishas” de sabores frutados y contentada por la danza incansable de mujeres de piel tersa, vestidos luminosos y ojos negros más brillantes aún.  

Vuelvo a la soledad, y en ese instante cuando mis pies se hunden en las arenas sedosas del mar o en aquel cuando el sol se hunde en la desnudez del desierto, siento el poder del hombre para multiplicarse en altura y abundancia. 

Así recuerdo a Dubai, erguida verticalmente, cargada de torres que se contorsionan en perfectos giros geométricos y mercaderes del mundo ofreciendo vidrieras multicolor.

Dubai de mundos marinos, pistas de ski en temperaturas bajo cero y piscinas de agua cálidamente turquesa. Dubai de fuentes de colores que danzan hasta el pico de una punta de lanza, a la que se puede subir para extasiar las retinas y el paladar con zumos, tés y dátiles rellenos de almendras y nueces.

Pienso en la vida sin artificios como bella e imperfecta. Veo la vida en Dubai llena de artificios y, sin embargo, también bella e imperfecta.

Dubai es un emirato esplendoroso que se debate entre lo que en sánscrito se nombra como “arhat” -aquello “merecedor de perfección”- y “arahant” -aquello que ya es “perfecto”-. Para responder si es lo uno o lo otro, no puedo sino, al decir de Artaud, arder en preguntas.

 

 

Texto y fotos de Verónica Martinez Castro en especial para “Editorial Francesca” by Marina Galimberti

 

 

También puede gustarte...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *