Los tumores malignos más frecuentes en la piel son el cáncer de piel no melanoma (carcinoma basocelular o espinocelular) y el cáncer de piel melanoma (que es un tumor más agresivo y con mayor tasa de mortalidad.
El cáncer de piel es el cáncer más común en el ser humano aunque no encabeza las estadísticas en incidencia de cáncer ya que se tienen en cuenta los cánceres de piel no melanoma quienes presentan menores tasas de mortalidad comparados con el resto de los tumores. No obstante, los carcinomas (o cáncer de piel no melanoma), pueden dañar gravemente la salud y también pueden producir la muerte.
La principal causa relacionada es la radiación ultravioleta (UV) proveniente de la exposición solar durante toda la vida y principalmente en los primeros 10 años de vida. También son fuente de radiación UV las formas artificiales de bronceado (camas solares, cabinas y lámparas). Por tanto decimos que es posible prevenir el cáncer de piel y por esto nos enfocaremos en las posibilidades y dificultades en su implementación.
¿Cómo debe ser la prevención en el adulto?
Es conocida y adecuadamente interpretada por la mayoría de las personas. En las campañas de prevención encontramos pautas que van desde horarios de exposición, uso de protector solar, sombreros adecuados, hasta prendas con protección UV tanto en las actividades veraniegas como en la nieve. Debemos incorporar la premisa de que la piel se debe cuidar todo el año.
Además de recordar los signos de alarma para consultar y promover el chequeo anual para lograr un diagnóstico y tratamiento precoz, debemos incorporar el hecho de que un tumor de piel se ve, pero la radiación UV no se ve. Por lo que crear el hábito en el adulto no es sencillo, como tampoco enfrentar barreras socioculturales, como por ejemplo, el no querer salir a la calle con un sombrero de ala que nos proteja adecuadamente (cosa que no sucede en otros países). El adulto además no es sólo responsable de sí mismo sino de aplicar-enseñar las pautas de prevención a los niños. Esto nos traslada a un nivel con más posibilidades de éxito en prevención: el niño.
¿Y en el niño?
La adquisición de hábitos en la infancia es fundamental y se logra con más naturalidad cuando son implementadas inicialmente desde el hogar. La información les llega de dispositivos electrónicos e instituciones educativas. Es interesante conocer cómo se implementa la fotoeducación desde el nivel inicial en países con alta incidencia de melanoma, que son modelo en prevención como lo es Australia. Desde pequeños, los niños ingresan al aula y su primera actividad es ver junto con su educadora la escala de colores que representan los diferentes grados de radiación UV, identifican el color que tienen ese día y relacionan los elementos de protección que necesitan utilizar para protegerse. El resultado es un niño, que sin cuestionar antes de exponerse al sol, escoge con total naturalidad un sombrero de ala, se coloca protector solar y está atento a los horarios.
¿Que debe motivar una consulta?
Una lesión/lunar, nuevo o preexistente, que cambie de forma, color, tamaño, sangre – se lastime, genere prurito o presente áreas que impresionen de curación espontánea. También amerita una consulta la exposición solar laboral o recreacional, los antecedentes de quemaduras solares importantes y el control de quemaduras por fuego u otras substancias.
Asimismo, aquellos pacientes con un fototipo (tipo de piel) de riesgo y los pacientes que tengan antecedentes personales o familiares de tumores de piel, deben permanecer en control según lo indique el especialista.
Los pacientes sometidos a radioterapia por otras patologías deben realizar control de la piel irradiada. Y también los pacientes que se encuentran sometidos a un tratamiento inmunosupresor como es el caso de pacientes transplantados o tratados con medicación inmunosupresora por otras patologías.
Si bien se promueve el autoexamen para lograr un diagnóstico precoz debemos tener presente que no es posible ver todas las áreas del cuerpo por tanto es aconsejable visitar al profesional médico para un chequeo anual.
¿Se debe consultar durante la pandemia?
Teniendo en cuenta las pautas de cuidado, es importante que no nos encontremos ante una situación de progresión de enfermedades de la piel por miedo al contagio. Las vías de comunicación para efectuar consultas virtuales han progresado, y si bien es muy importante poder evaluar en forma presencial las lesiones de piel, en más de una oportunidad se puede realizar una consulta virtual. Las consultas presenciales también pueden realizarse en forma segura. El diagnóstico precoz es crucial para el pronóstico del paciente.
¿Tumor es sinónimo de cáncer?
No, el tumor puede ser benigno o maligno. Si es maligno es cáncer. Dentro de los tumores malignos de piel hay una gran variedad de tumores con diferentes grados de agresividad, por lo que un tumor no es comparable a otro. Es por eso, que la experiencia de un paciente no se puede extrapolar a la de otro. Es muy frecuente encontrar que un paciente retrasa su consulta porque un conocido tuvo una experiencia desfavorable durante el tratamiento de un tumor de piel. Siempre es mejor consultar y evacuar las dudas, ya que con la información adecuada, cada paciente puede decidir sobre su futuro tratamiento.
¿Cómo es el primer acercamiento a un tumor maligno en la piel?
Luego de establecida la sospecha por examen clínico, es necesario confirmar a través de una biopsia. La misma debería ser efectuada preferentemente por un dermatólogo o cirujano. Con el resultado se podrá elegir la técnica quirúrgica que proporcione mayor seguridad en términos de curación del tumor.
¿Cómo es el tratamiento quirúrgico?
Un tumor maligno puede ser extirpado en una primera cirugía y efectuar la reconstrucción sólo cuando el patólogo confirma márgenes sanos. De lo contrario la reconstrucción pasará a una segunda intervención. Existen técnicas de examen patológico en el momento de la cirugía, que permitirán estudian los márgenes y definir si es necesario efectuar una ampliación (es decir, resecar más tejido).
En algunos tumores de piel no sólo se efectúa una cirugía sino que además se puede indicar una cirugía sobre los ganglios linfáticos (biopsia de ganglio centinela).
El orden de prioridades será: la curación oncológica, preservación de la función y finalmente la estética. Lo que no quita importancia al resultado estético definitivo y el impacto que éste genere en la calidad de vida del paciente.
Por tanto, la primera cirugía es fundamental en el éxito del tratamiento de los tumores de piel.
¿El tratamiento quirúrgico es el único tratamiento posible?
Si bien la cirugía es el pilar fundamental en el tratamiento de los tumores de piel, existen otros tratamientos que acompañan a la cirugía (antes y/o después), e inclusive como tratamientos únicos sin cirugía. Se aconseja que estos tratamientos sean instaurados siempre por un equipo multidisciplinario (cirujanos, dermatólogos, anatomopatólogos, oncólogos-radioterapeutas y paliativistas).
A futuro se estima un aumento progresivo en la incidencia del cáncer de piel. Por lo tanto la educación y la información serán las herramientas clave de prevención para proteger la salud de las personas y la de sus seres queridos.
Asesoró: Dra. Sofía Ortiz. Cirujana MAAC (MN 124572- ME 5687). Miembro de la Asociación Argentina de Cirugía.