¿Dónde está la ministra de la Mujer?
Maia Ocampo, autora del libro: “Como construir la épica liberal”
No es la primera vez que Ayelén Mazzina desaparece en momentos críticos, de más está decir que la ex ministra, Elizabeth Gómez Alcorta, actuaba de la misma manera. Acaban de asesinar y descuartizar a la mujer del hijo de un poderoso piquetero de Chaco, familia que tenía una estrechísima relación en el actual gobernador, Jorge Capitanich. Todo el país está pendiente de cada actualización acerca del caso y los chaqueños salieron a la calle a protestar. Sin embargo, la ministra de la Mujer brilla por su ausencia.
¿Para qué tenemos un Ministerio de la Mujer que nos sale más de cuatro mil millones de pesos al año? ¿Para que “regalen” – es decir, financien mediante nuestros impuestos porque la ministra no pone la plata de su bolsillo – diez mil copitas menstruales para ayudar a combatir la desigualdad, cuando hay casi dos millones de mujeres argentinas en la indigencia? ¿Para decir que menstruar es un acto político? ¿Para pintar bancos de color rojo? ¿Para dibujar círculos violetas en las veredas con el objetivo de protegernos de los violadores? ¿Para inundar las universidades con cursos de género? ¿Para ordenar caterings exuberantes? ¿Para pagar sueldos altísimos a los que conforman el ministerio?
La realidad es que, a pesar de que tenemos un Ministerio de la Mujer, a las mujeres las siguen asesinando, las siguen violando, las siguen acosando, las siguen secuestrando y siguen sufriendo violencia. Y el problema es que esta institución no pareciera hacer nada al respecto. ¿Dónde estaban cuando las embarazadas del monte de Formosa eran perseguidas por el gobierno de Gildo Insfrán? ¿Dónde estaba Ayelén Mazzina, quien era ministra de la Mujer del gobierno de la provincia de San Luis en aquel entonces, cuando la policía brutalmente asesinó a Magalí Morales al comienzo de la cuarentena? ¿Dónde estaban cuando Úrsula Bahillo denunció diecisiete veces a su ex pareja por violencia y sabía que la iba a matar? ¿Y cuántas víctimas más lo hacen y son ignoradas por completo? Ni hablar de repudiar al gobierno iraní por despiadadamente quitarle la vida a Mahsa Amini por llevar “mal puesto” su velo y reprimir las protestas que se generaron en consecuencia de ello. Si no les importan las mujeres argentinas, menos van a ocupar su tiempo en defender a las del resto del mundo (especialmente cuando ese país es aliado de su partido político).
Si este Ministerio que nos sale tan caro y nos brinda tan poco – para ser generosa, puesto que en realidad no nos brinda absolutamente nada – ¿por qué los argentinos seguimos soportando que nos roben descaradamente? Las supuestas feministas podrán decirme que soy machista o anti-feminista por estar a favor del cierre de esta institución, no obstante, ya ha demostrado su constante inoperancia, por ende, es una cuestión de sentido común. Además, las mujeres ya tenemos un ministerio de salud, un ministerio de seguridad y un poder judicial para satisfacer todas las necesidades que podamos tener. Si ya de por sí sabemos que los mismos operan deficientemente, ¿qué razón existe para pensar que incorporar otro organismo con el exacto modus operandi nos va a beneficiar? Solamente estamos generando más déficit estatal y quitándole recursos a los argentinos. En conclusión, la respuesta no es crear un Ministerio de la Mujer, sino optimizar las áreas preexistentes para que el dinero de nuestros impuestos se transforme en un servicio de calidad para la ciudadanía.
El problema no es el feminismo y su lucha por la igualdad de género, pues esta causa nos ha cambiado la vida a las mujeres: desde poder votar, así como postularnos para un cargo hasta lograr que la violación dentro de un matrimonio sea considerada un delito (hecho que recién ocurrió hace aproximadamente cuarenta años). Millones de niñas y mujeres alrededor del mundo siguen sufriendo atrocidades, como las iraníes, mencionadas en los párrafos anteriores, y estas valientes heroínas luchan todos los días por sus derechos fundamentales. Tampoco olvidemos a nuestras antepasadas, quienes dedicaron sus vidas a este movimiento y alcanzaron objetivos inimaginables para aquella época. Con todo esto en mente, ¿cómo podemos permitir que estos grupos ideológicos en Argentina y en Occidente secuestren al feminismo y lo usen para su propio beneficio? ¿Por qué criticamos al feminismo, en vez de enfocar nuestro repudio hacia aquellos que lo han tergiversado para adoctrinar?
Cursos de género sí, penas más severas para violadores no. Cupos de género sí, meritocracia y educación no. Derrochar el presupuesto estatal en un ministerio que no funciona sí, gestionar un estado eficiente no. Adoctrinar con un lenguaje inclusivo que no incluye a nadie sí, promover el braille y la lengua de señas no. Inventar un patriarcado en Occidente sí, incluir a las mujeres de Medio Oriente y África en la lucha feminista, no. Mujeres y hombres, ya sean víctimas o victimarios, del mismo partido político sí, mujeres y hombres que no lo sean, no. Eva Perón sí, Victoria Ocampo no. Izquierda sí, derecha no. Así piensan las supuestas feministas y Ayelén Mazzina lo representa a la perfección. Por eso no está en Chaco apoyando a la familia de Cecilia Strzyzowski, ni ha escrito en sus redes sociales, ni ha dado ninguna declaración en los medios, se ha desvanecido por completo. Porque la ministra de la Mujer no defiende a las mujeres, defiende a su partido político.
Maia Ocampo presenta el libro “Como construir la épica liberal”
La joven argentina, Maia Ocampo, comparte su visión sobre la libertad y sobre la situación actual de nuestro país en el libro “Como construir la épica liberal”, de editorial Dunken.
Este ensayo político, liberalismo, tiene como objetivo llamar a la reflexión de todos aquellos que queremos vivir en un país mejor, para que cada vez seamos más los que nos involucramos en la construcción de la Argentina que soñamos, desde el lugar que deseemos tomar, fomentando la participación ciudadana, especialmente de los jóvenes, la esperanza del futuro.
“En este ensayo busco resaltar que no todo está perdido, pues la clave está en dar la batalla cultural, aprovechando las nuevas herramientas de comunicación que poseemos a nuestro alcance, como internet y las redes sociales. Esto recién comienza.”, expresa Ocampo.
Sobre la autora
Maia Ocampo (26) milita en política desde el año 2016 y se define como republicana y liberal. Es Licenciada en Diseño Multimedia e Interacción, pero escribe desde su infancia. Ha escrito artículos de opinión para La Derecha Diario y Revista Realidad. Es tataranieta de Constancio C. Vigil y descendiente indirecta de Victoria y Silvina Ocampo.